DIARIO ÚLTIMAS NOTICIAS - 13 DE SETIEMBRE 2017.
Un nuevo reconocimiento fue otorgado al padre Fernando Rojas Morey, párroco emérito de San Sebastián (Chepén). Esta vez el reconocimiento fue de la Municipalidad Distrital de Guadalupe.
El alcalde Wander Mora hizo entrega de una resolución de alcaldía al sacerdote en mención reconociendo su destacada labor pastoral, social y cultural en el Valle Jequetepeque. La iniciativa nació de un grupo de ciudadanos a la cabeza de Manuel Jiménez Carbajal quienes han valorado la labor de quien fuera párroco de Chepén la mayor parte de su vida sacerdotal. Padre Fernando se ha dedicado no solo al trabajo pastoral, sino que es infatigable promotor de actividades educativas y culturales. Gracias a él han crecido iniciativas culturales y educativas que ahora benefician a inmensas mayorías.
En la ceremonia pública de reconocimiento realizada en la Plaza de armas de Guadalupe, el alcalde Wander Mora y ciudadanos destacaron el trabajo del homenajeado. Se le hizo entrega de la resolución respectiva y de un pergamino suscrito por las autoridades y vecinos asistentes al acto. El padre Fernando agradeció resaltando el apoyo recibido del alcalde Mora Costilla en sus periodos de gobierno en respaldo a sus proyectos educativos y sociales a favor de la juventud y de los sectores más necesitados.
FUENTE: DIARIO ÚLTIMAS NOTICIAS
Sacerdote diocesano. Nació en Cajamarca en 1934. Desde 1963 al 2010 fue párroco de Chepén. Considerado uno de los mejores sacerdotes del norte del Perú. Entusiasta del Concilio Vaticano II e impulsor de decenas de obras sociales. Es poeta y tiene varios libros de su pastoral. Reside y celebra la Misa en Villa Leticia. Promueve Radio San Sebastián, La Defensoría Santa Rosa y el Colegio Juan XXIII
sábado, 21 de abril de 2018
Fernando Rojas Morey. El Pastor del Molinete
El profesor Jaime Campos Hernández escribe este libro (octubre de 2016) para contar acontecimientos vividos por él desde su niñez, hechos vitales engarzados a la vida del Padre Fernando Rojas Morey. Memorias que fluyen del corazón, no sólo como señal de gratitud sino también, como reconocimiento a su paso y permanencia en la ciudad de Chepén.
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