jueves, 4 de febrero de 2010

"Juegos Sagrados"



Juegos Sagrados es el título de la novela hindú de más de mil páginas de Vikram Chandra. Más allá de lo fascinante del primer capítulo y la muerte de un perrito, ésas dos palabras detonaron en mí una serie de apreciaciones y pensamientos que no puedo evitar compartir.

Lo sagrado se reveló en primera instancia al asociar el retiro del padre Fernando Rojas Morey de sus labores parroquiales, el día que Gabriella y yo viajábamos de regreso a Lima, la comunidad de Chepén le ofreció un almuerzo de despedia al que no pudimos asistir. Pero se me ocurrió que no se puede retirar lo irretirable.

El padre Fernando se convirtió en el consejero espiritual y en los ojos omnipresentes para los Chepenanos tanto creyentes como no creyentes. Si su presencia bondadosa ya no se vislumbrará en el púlpito de la Iglesia San Sebastián de Chepén, seguro en todas las personas que recibimos grandilocuentes lecciones de él, no podrán borrarse , ni sus ojos, ni su callada sabiduría, pero a la vez su alma de guerrero por las cosas que el creía saludables y justas.

Muy al margen de tener a todo el mundo contento, padre Fernando siempre ha sido polémico, distante para reflexionar, presente en las buenas y en las malas, confesor, delatador, justiciero, contemplativo, amante de la belleza y la naturaleza, feminista,moderno, posmoderno, ágil, creativo, ecológico, internacional.

Si su edad es la causa de que ya no ejerza el oficio, también es la causa de permitirle ser el humano que descansa bajo los mangos mirando la obra realizada y siempre dispuesto a escuchar y seguir ayudando desde una nueva posición.

No me apena mucho que su voz no resuene en la iglesia, porque creo que sus consejos, su sabiduría, su bondad y su capacidad de comprensión me van a seguir a donde vaya.
Mi última confesión , siempre como una conversación de padre a hija, fue una prueba más de su sútil juventud, su elevado espíritu, su interminable humor y su gran conocimiento de los problemas del Perú en el engranaje internacional. En Alemania le conocían en varias Parroquias que cooperaban con el Perú y fue consejero de la comunidad de madres Colombianas que dirigieron el Colegio Zoila Hora de Robles.

No le halago por las puras, como decimos en Chepén. No quiero ganarme un mejor lugar porque también me aúno a la gente que le aprecia y se siente cercana a su corazón, ya que el lograba hacer sentir a los feligreses siempre más cerca al cielo. Le dedico un homenaje a sus palabras que en muchos momentos me construyeron. Construyeron una área sagrada en mí, como mamá, como mujer, en mi cuerpo, la imágen de mi misma, como peruana provinciana en Alemania, como persona equivocándose en busca de un lugar más apacible y menos doloroso por donde buscar la verdad y lazos de tolerancia en la sociedad. No puedo evitar recordar casi como la primera vez, todas las oportunidades que me animó a reunir piedras preciosas para hacer un espacio sagrado en la mente y el corazón, donde solo hubiera espacio para en amor reflexivo, maduro, vivo . El puso su semilla inigualble y fértil, cortó aristas cuando volvió a medir, hasta hacer ése lugar perfecto de sosiego y esperanza.

La idea de reencontrarlo alguna vez en Via Leticia es un aliciente para una próxima visita.

Pero ¿qué tiene que ver Padre Fernando con el juego Sagrado de un Brahman literario hindú a miles de kilómetros de Chepén ?. Quizás descubrir lo sagrado en cada uno, haría del juego social un rompecabezas que se armara con más delicadeza e inteligencia. Descubrir lo sagrado en lo intocable, en el delincuente, en el que cae una y mil veces o como en la India,sagrado el que nunca debe vestir de seda y se resigna a ser el devoto eterno de la divinidad de los poderosos.
Más allá del marxismo y de la dinámica económica de los pueblos agrícolas, de la presencia de los alemanes en Chepén, de los desastres de de la corrriente del Niño, de los notables que se han superado fuera y miran la tierra natal como un punto en el mapa o de los que regresan tratando de recuperar instancias o de rehacer la cosas de manera que más personas se beneficien. El padre Fernando nos enseñó generación trás generación a jugar limpio y a favor de una comunidad circular donde todos nos sintiéramos parte del todo. Donde nadie sintiera que había una bala en el revólver y que acabaría con el próximo cerebro que se arriesgara a pensar mejor. No habían ruletas, ni juegos macabros, sino una intención prístina de hacer llegar la bienaventuranza de lo sagrado a cada rincón de la ciudad. Se le fue de las manos, seguramente, como es en todos los juegos. En todos los juegos siempre hay víctimas, siempre hay un sacfrificio y casi siempre es el más bueno, más inocente o el más bello el que perece.

A pesar de éso el trató de que tanto en las laderas del cerro cerca a la piedras, como bajo la sombra del mango más enano hubiera alguien que supiera decir,.... Tú, has venido a la orilla, no has buscado, ni sabios ni a ricos..... y antes de partir, puedo imaginarme su intenso y agudo.... Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.


Sin haber aprendido del todo el juego y en defensa de esos momentos preciosos, mi mayor agradecimiento por estos 44 años de Fe.

Julia Wong Kcomt
Lima 26 de Diciembre del 2009.

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