lunes, 1 de septiembre de 2008

Un sacerdote a todo dar

TESTIMONIO

Corría el año 1964, tiempos de transformaciones en la Iglesia católica y coincidentemente época en que yo luchaba para remontar una crisis mental y un cáncer, superados mediante la intervención del cirujano, la pasión de mi madre y las oraciones del p. Fernando (…también por su asesoría psicológica).

Nací y permanecí “moro” por 20 años. Pude seguir igual, pero conocí y fui impactado por el testimonio del p. Fernando Rojas Morey. Me bauticé a los 21. A las pocas semanas me animó para participar en el I Cursillo de Cristiandad realizado en Chepén, eficaz instrumento de confirmación. Al año siguiente fui designado -junto con otros 3 jovencitos- para predicar en las misas dominicales.

Para superar ambas enfermedades, acepté un promisor trabajo en Lima, éxodo que se prolongó por 3 años, luego del cual regresé al terruño para estudiar pedagogía, profesión que permitió mi incorporación en el CESDER, brazo social de la Parroquia San Sebastián.

La parroquia me permitió participar en talleres, cursos y cursillos. Eventos que constituyeron verdaderos post grados académicos y que trataron grandes temas: Concilio Vaticano II, Documentos de Medellín, Puebla y Santo Domingo, la Teología de la Liberación, la Metodología popular de Paulo Freire, la teoría del Análisis Transaccional y la espiritualidad de Anthony de Mello, entre otros.

Actualmente, vivo agradecido por tanta deferencia del Señor.

Me permito este “desnudo espiritual” impulsado por el afán de hacer visible las otras obras, las imperceptibles, las obras intangibles que el homenajeado en sus 50 años de sacerdocio ha realizado a través de personas concretas, en cantidades infinitas.

En esta circunstancia, sigo preguntándome: ¿Cuánto debo a este entrañable hermano?
- En una forma “Todo” (posiblemente la vida), y
- En otra “Nada”, porque, “Lo que se hace por amor, no se paga con dinero”.

Soy conciente que en estos casos se debe hablar del homenajeado;
mil disculpas por referirlo indirectamente.


José Mendoza H.

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Fernando es el amigo, hermano, maestro, padre y pastor, que está constantemente cercano a su comunidad, que es su familia, expresado a través de sus bellos poemas, inspirados desde su fe en Cristo Redentor.

Quienes compartimos momentos cercanos con Padre Fernando descubrimos su profundidad espiritual, su sencillez y su interés responsable por los demás, asimismo por el respeto y valor a la persona humana; con esa constancia, franqueza y fidelidad, nos ha hecho descubrir en él a un hombre de Dios que se entrega a sí mismo por hermano.

Jorge Luis Saldaña


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Chepén es una comunidad que en las últimas décadas ha experimentado profundas transformaciones y en cada una de ellas está la presencia de Fernando Rojas Morey, en todas y cada uno de los aspectos de la vida de Chepén de ayer y hoy encontramos la huella dejada por un sacerdote que en ningún instante abandona sus ministerio, ni sus funciones propias y se entrega a trabajar por la comunidad robándole tiempo al tiempo, restando sus horas de descanso y sacrificando su propia economía; por eso el Padre Fernando Rojas Morey, es considerado como patrimonio de esta parroquia, como parte propia de la estructura social de Chepén.

Revista CHEPEN 1991


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Yo nací en Chepén, un pueblo del norte del Perú; donde crecí con mis hermanas en un ambiente familiar trabajador y alegre. Mis padres nos llevaban todos los domingos a la Misa y yo desde los siete años ayudaba al P. Fernando Rojas como acólito. Me llamaba la atención verlo orar ante el Sagrario antes de cada Misa. Un día le pregunté por qué se quedaba tanto tiempo allí, y me dijo que gustaba de la compañía de su mejor Amigo. Yo quedé impactado e inquieto por vivir lo mismo.

Otra experiencia clave en mi niñez fue ver que los demás acólitos comulgaban y yo no. Un día le pregunté al Padre por qué no podía comulgar y me dijo que no estaba bautizado. Me explicó en qué consistía este sacramento y la importancia de recibir a Jesús en la Eucaristía. Después de varias semanas de catequesis fui donde mis papás y, con mis diez años de edad, les dije que había decidido bautizarme. Pese a su resistencia porque esperaban que mis padrinos vinieran de lejos, un 29 de noviembre de 1982 recibí estos dos sacramentos; creo que este día fue el culmen de una etapa marcada por la alegría de haber descubierto la amistad de Jesús y el fuerte deseo de ser sacerdote como aquel que me ayudó a descubrir la cercanía de Jesús.

Carlos Sánchez Miranda
Sacerdote Claretiano


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Conocí al padre F. Rojas, y anduve en su parroquia durante mi adolescencia, con los grupos de “Los Corazones Valientes” y luego con la “Juventud Estudiantil Católica” grupos de muchachos católicos y con la palomillada propia de la edad pero que siempre tuvimos un guia y soporte anímico en él, pues con él conocimos varios sitios cercanos a Chepén, todos los veranos haciamos Campamento en la playa Boca del Río por una semana, viajamos a conocer lugares como “Chan Chan” “Las Huacas del Sol y la Luna” en Trujillo, “Los Baños del Inca” en Cajamarca, “El Museo de Brunning” en Lambayeque, siempre fué un cura que se preocupó y tuvo bastante desprendimiento por las personas jovenes y adultas en nuestro 5° año de secundaria organizó e hizo con nosotros el viaje de Promoción a la ciudad del Cusco con un periplo muy interesante para la muchachada de nuestra edad, Chepén a Lima, Arequipa luego en Tren a Cuzco, Puno y regreso a Arequipa en todos éstos sitios nos consiguió alojamiento y lugares de alimentación de acuerdo a nuestros bolsillos y ya antes y despues de nuestra promoción había guiado a otras y así como éstas hay innumerables obras siempre en beneficio del projimo, una persona realmente ADMIRABLE pues tiene toda una vida dedicada a hacer el BIEN, Gracias padre F. Rojas.

Fernando Cabanillas.

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Hablar del Padre Fernando nos faltaría tiempo para poder describir su persona y sus inquietudes.

Félix Martínez Vega.

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Fernando Rojas es un hombre extraordinario, fue importante su ayuda en la gestión para la creación de la provincia de Chepén. Ojalá existiese 1000 padres Fernando en el Perú.

Cristian Díaz Prado
Ex Alcalde de Chepén.


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El Padre Fernando es un hombre que siempre esta pensando para crear algo nuevo a favor de los más necesitados. Tiene profunda mística, mucho amor y un trabajo profundo y sincero.

Lorenzo Sánchez Cabanillas
Ex Alcalde de Chepén


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Padre Fernando: En el mes de octubre 2007 el colegio Santa Teresa de la Inmaculada de San Pedro de Lloc celebró sus Bodas de Diamante. Ud. celebró la Misa, como representante del Obispo. Fue para mí una emoción muy sentida el acercarme a usted, saludarlo y conversar un pequeño momento. Hace años que lo conozco pero siempre algo de usted se queda en el recuerdo, como si fuera la primera vez.

En esa oportunidad, verlo significó para mí, retroceder más de 30 años en mi vida, recordar cuántas veces tuve la suerte de asistir a las conferencias y talleres que en la Casa Comunal de Chepén se desarrollaban los temas con personas del Valle del Jequetepeque y con otros sacerdotes que venían de Cajamarca. Aprendí muchas cosas en ese tiempo, aprendí a ver el otro lado de las cosas, de los hechos y de las personas. Fue algo así como “que se me abrió el tercer ojo”. Siempre estoy y estaré agradecida por esos momentos: sus palabras, sus ejemplos, sus bendiciones, su trabajo pastoral y cristiano. Sé que mi corazón se alimentó de cosas buenas y que mi vida se abrió a la solidaridad y al afecto social desinteresado. Aprendí a querer más a los míos, a mi pueblo, a mi región, a mis amigos, y brotó en mí el deseo de ofrecer mi trabajo con mucho cariño y con la mayor honestidad a toda esa juventud que me acompañó y acompaña en tiempos de labor y trabajo pedagógico.

A mi regreso del Norte, el año pasado, sufrí un derrame cerebral. Sé que Dios ha obrado en mí con su infinita misericordia, estoy bien, y pienso que Dios algo me sigue pidiendo que haga. Quiero escuchar su Voz y atender su pedido.

Este saludo es alcanzarle una felicitación por su tiempo en el Sacerdocio y por su labor tan encomiable. Con mi especial afecto y deferencia.

Chela Zárate León


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Amigo Fernando

Que suerte la mía, haber encontrado en mi vida terrena,
El apoyo divino de vida y entrega.

Recuerdo esos días de niño travieso
Subiendo, bajando, corriendo y saltando,
Señor de señores mi vida es encanto.

Consejos sagrados me das cada día,
Que llevo en mi mente como alegoría

Fernando es mi padre, amigo y hermano,

Tu alma es ternura y tus brazos refugio de muchos que acuden Con tanta alegría.

Tu sigues los pasos, ejemplo de Cristo,
Enseñas al pueblo, amor sacrificio.

Tus años, tus canas son hilos de oro,
Tu vida una entrega al servicio de todos.

Fernando es sencillo, humilde y sincero, Compartes conmigo
Las penas que aqueja Sufriendo cual Cristo que lleva su cruz.

Antonieta tu madre y Arturo es tu padre,
Señores de ejemplo, carisma y sinceros,
Ahora en el cielo derraman contentos,
Los dulces deseos de fe y esperanza, que otorga el amor.

Las gracias te doy, mi querido pastor,
Maestro de fuerza y hombre de acción.

Le pido al señor que cuide, desde hoy.
A este mi amigo que quiero y respeto con todo mi amor.

Edgard Pineda Calderón


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El padre es para mí:
Un líder a quien imitar por su pureza y dulzura.
Un ejemplo de vida.
El remodelado templo.
Los retiros espirituales.
Los paseos y las excursiones a diferentes sitios.
Las obras teatrales.
Los carros alegóricos para la semana de Chepén.
La biblioteca
La casa de la Cultura
La Casa Comunal.
Las guarderías.
El ejército de acólitos que nunca faltaron a misa.
El envío de jóvenes a los Seminarios de Trujillo y Cajamarca para estudiar Teología.
Radio San Sebastián.
Las guarderías.
La Farmacia
El Centro Médico.
Una clínica dental
Las capillas de los alrededores y las misiones.
La cooperativa agraria Tahuantinsuyo
Los reubicados de Nuevo Montegrande
La ONG CESDEREl Instituto Juan Bosco
La Unversidad Juan XXIII
Un centro de capacitación a menores abandonados en Villa Leticia de Monseñor Alegría

Carlos Linares

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Nuestro amado padre Fernando merece un reconocimiento de todo su pueblo, al cual pertenecemos.Trabajé en Chepén desde 1996 hasta 2002, estuve observándole y acompañándolo en algunas tareas, entre ellas, la Universidad Juan XXIII, en donde inicié mi labor de docente universitario.Para presentar sus libros,-Fernando es también un poeta- he vuelto a Chepén y viajé a Trujillo. Debemos destacar su obra literaria.

Beethoven Medina

2 comentarios:

whale dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
whale dijo...

A PADRE FERNANDO ROJAS MOREY

Tendría entre siete y ocho años de edad, cuando mi amigo y vecino Víctor de la Cruz, me invitó un domingo a la Parroquia San Sebastián de Chepén. Mi hermano Mario era ya acólito y justo ese día estaba acompañando a Padre Fernando Rojas en el oficio religioso, cuando al ingresar al Templo, por el lado izquierdo, -como así lo he hecho desde siempre hasta hoy en día-; mi hermano, no sé si por evitar la responsabilidad de cuidar a su hermano menor o sentirse menos libre con mi presencia, de soslayo me miró y me pidió, con un imperceptible movimiento de cabeza, al menos para los fieles pero no para que me fuera. Quise retroceder, regresar a casa, pero la mano firme de Víctor hizo que me quedara.
Luego de la misa, ya en la Sacristía, -que en aquella época estaba atiborrada de baúles arcaicos, de santos descansando que miraban hacia abajo con sus ojos de vidrio y del olor clásico que surgía de la mezcla de la cera y la naftalina-, ¡de pronto, una voz me sacó de mi asombro y parálisis momentánea!... -Padre!, le presento al hermano de Mario. ¡ Quiere integrar al grupo de los Corazones Valientes!-. -Así? -qué bien!. ¡Bienvenido!, mucho gusto. Y extendió hacia bien abajo su cálida y atlética mano protectora.
Esa noche, casi no dormí Me sentí por primera vez importante pues me estaban tomando en cuenta. En la Parroquia, entre mi hermano y yo, no había ninguna jerarquía. Éramos iguales. En casa sí que era otra cosa.
Han pasado varios años, por no decir muchos, y me siento con la misma ilusión de aquel domingo de mi presentación; pero hoy, bregando junto a él, como adulto (mi querido mentor y amigo), en el trabajo pastoral en nuestra querida Parroquia de San Sebastián de Chepén.

Jaime José Campos Hernández.
44 años